Vender más. Esta es una de las principales necesidades que las organizaciones suelen deslizar cuando explican la razón de por qué tomaron la decisión de contratar una agencia de Relaciones Públicas o de Brand PR. Algo que si bien, no está del todo equivocado, tiende a ser visto desde una perspectiva diferente a lo real.
Esto ocurre puesto que, muchas veces, la postura de los departamentos de marketing van en la línea de la inmediatez, para hacer rápidamente el cruce entre lo invertido y el rédito que este tipo de servicio puede generar en el corto plazo para el departamento de ventas, cuando en realidad, la orientación de un servicio de PR, está puesto en otro foco: La marca.
No me malentiendan, con esto no quiero decir que no hay indicadores disponibles para hacer mediciones del trabajo que se realiza desde la relaciones públicas, porque los hay. Pero el trabajo que se realiza desde este mundo es comparable más con un plato que se cocina a fuego bajo y por muchas horas, que freír al wok diversos ingredientes en un lapso de 15 minutos.
¿En qué consisten las Relaciones Públicas?
El trabajo de un relacionador público o de un PR, busca -como lo dice su nombre- generar relaciones duraderas en el tiempo, entre la marca y el público, explorando diferentes canales para aquello, siendo su objetivo principal el poder primero encontrar el valor de una marca y luego robustecerlo, manteniendo y cuidando un percepción positiva de la misma, en la opinión pública.
El ecosistema startup es un fiel reflejo de esto, al contar con estrategias agresivas desde un principio, para posicionarse de forma potente en medios de comunicación y así construir una imagen de marca, darle valor y visibilidad, para robustecer su credibilidad frente a la opinión pública en el tiempo.
Muchas veces ocurre que este servicio se confunde con la publicidad, que está en una ruta similar, pero que transita por otra vereda, ya que esta busca, mediante un lenguaje creativo y con un enfoque comercial, promocionar o vender un producto o servicio, para persuadir al público de elegir a la empresa que ofrece estos bienes o servicios.
Esto se genera en períodos determinados, de acuerdo al tipo de producto o servicio que se esté ofertando, midiendo su eficacia en razón del intercambio comercial que la campaña realizada haya generado. Por lo general, las campañas de corte publicitario, al tener un objetivo comercial, suelen tener duraciones más cortas ¿Por qué? Pues dan su orientación a un ítem determinado.
Si bien, hay campañas spot de posicionamiento en PR, suelen ocurrir con empresas que ya cuentan con una reputación ganada, y con ellas buscan dar a conocer o reforzar, producto o servicio en específico que realicen.
También, otro de los principales puntos diferenciadores entre la publicidad y las relaciones públicas, y que es de los principales, es desde qué espacio se aborda el posicionamiento.
¿En qué consiste la Publicidad?
Mientras la publicidad busca resaltar lo más posible el producto o la marca, en relaciones públicas, esto se hace de una forma más solapada, relacionando a la empresa o institución con temas de relevancia para la opinión pública, conectándose mediante una vocería u otro elemento que permita tener visibilidad.
Ambos servicios son complementarios y no se contraponen. Se retroalimentan. Pero es peligroso confundirlos, ya que eso puede llevar a una desconexión que perjudica a la marca. Hay que transitar en conjunto, ya que el fin es el mismo: impulsar de buena forma a las marcas.
En conclusión, es importante entender que las relaciones públicas y la publicidad son dos disciplinas distintas dentro del marketing y la comunicación. Al confundirlas, se pueden cometer errores costosos que afecten la imagen y reputación de una marca. Por eso, es clave reconocer las diferencias y utilizar cada una de manera estratégica para lograr los objetivos deseados. Por otro lado, para más información sobre relaciones públicas, no olviden seguirnos en nuestras redes sociales y así, se mantendrán al tanto de nuestro contenido informativo.